Preguntarle a los usuarios de transporte público de Novo Mesoiro, O Birloque o Feáns qué les parecen los cambios de las líneas 23 y 23-A supone escuchar una infinidad de quejas a una decisión que se sintetiza en números. Los de los minutos de espera y los del tiempo que cada uno de ellos ha llegado a estar dentro de un autobús. Supera en todo caso, los que estaban acostumbrados a perder hasta hace dos meses cuado los transportes públicos coruñeses sufrieron su última transformación.
La desinformación está detrás de casi todos lo minutos perdidos, pero como dice Mónica Yanes, una usuaria habitual, “ni siquiera los conductores saben a qué hora van a pasar los buses”. Explica que ha llegado a esperar 40 minutos; y 10 minutos más esperó alguna vez Ángel Flores, al salir de trabajar de su empresa en el polígono de Pocomaco.
Es tanto que muchos usuarios, han cambiado sus hábitos de vida. “A veces desde la salida de Breogán al Corte Inglés lleva 40 minutos. La gente ya no va a casa a comer”, se oye en un viaje en autobús. Todas las conversaciones giran en torno a las líneas y el por qué de los cambios. Buscan culpables y esperan que los cambios de concejalías les ayuden, tiene esperanzas en que la nueva responsable de Transportes comprenda por qué se quejan.
A los minutos de espera se une los hasta 50 que puede durar el trayecto completo hasta el centro de la ciudad. Sumándolo todo, harían 100 minutos para llegar al centro. “Antes en media hora ya se estaba en el centro”, dice Dolores Zúñiga, que vive en la urbanización Breogán y coge los autobuses con frecuencia. La vuelta completa del trayecto se hace interminable cuando se quiere llegar al final de la línea. Por eso reclaman una reorganización que economice tiempo.
Pero las quejas de los usuarios no se quedan ahí. Echan en falta un autobús que les lleve hasta Puerta Real como sucedía antes de la reorganización. “Estamos obligados a hacer transbordo”, dice Mari Luz. Quedarse en la plaza de Pontevedra, en la mayoría de las ocasiones, es insuficiente. No saben porque un cambio que se suponía que mejoraría el servicio lo único que ha conseguido es reducirse y consecuentemente, disminuir la calidad de vida de los usuarios, como coinciden.
Pero esta no es la única reclamación de quienes viven o trabajan a lo largo del recorrido de las dos líneas más largas de todas las que cruzan A Coruña.
A su paso por el polígono de Pocomaco, los buses hacen escasas paradas y únicamente en la avenida principal. Así, los usuarios están obligados a caminar varios minutos que se unen al tiempo de espera y a los utilizados para realizar el trayecto en dirección a la ciudad.
Hay un exceso de tráfico, además, lo que muchos días impide que los autobuses puedan realizar las rutas con la agilidad que se le presupone a la hora de calcular los tiempo por trayecto. Las glorietas de entrada y salida al polígono son, en ocasiones, tapones para los coches y también para los buses, y una de las causas de que se acumulen los retrasos.
Fuente: El Ideal Gallego
Imagen: Blog busurbano
8 de febrero de 2009
“Llegué a esperar 50 minutos al salir del trabajo en Pocomaco”.
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Lo de estos buses no tiene vergüenza. Somos muchos los que ibamos a trabajar en bus a pocomaco y, gracias a estos cambios nos vemos obligados a coger el coche. Cuantro viajes que pierden a diario conmigo.
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