El procedimiento es el siguiente: si el revisor 'caza' a un pasajero sin billete o sin tarjeta lo sanciona con 15 euros. Se pueden abonar al momento o, si no se dispone de ese importe, en un plazo de 72 horas en la Compañía de Tranvías.
Pero si el viajero se niega a cualquiera de estos supuestos, la sanción se remite al Ayuntamiento, que lo multará con 300 euros, aunque desde Tranvías no descartan que se pueda superar esa cifra en un futuro.
Por el momento los cuatro revisores, todos hombres, que controlan la entrada de pasajeros en los buses desde el pasado 7 de julio no han descubierto a ningún infractor. "La gente está acostumbrada a pagar y coopera perfectamente", asegura Manuel Otero, jefe de personal de la Compañía de Tranvías.
La plantilla de controladores está compuesta por nueve personas. Cuatro ya están trabajando (dos por la mañana y dos por la tarde), otros dos se quedan siempre en cocheras y tres se incorporarán tras el verano, cuando la vigilancia será más fuerte con un total de siete controladores repartidos en 23 líneas.
Y en su día a día la tecnología es la base de su trabajo, ya que van provistos de una PDA. Este miniordenador les informa de todos los viajeros que han entrado en un bus (acercando el aparato a la máquina expendedora de billete) y después miran, uno a uno, los resguardos en papel (en los que viene fecha, hora y número de bus) y las tarjetas.
Las normales se controlan introduciendo los tres últimos dígitos en la PDA y las Millenium sólo se aproximan. La próxima novedad será incorporar códigos de barras en los billetes para apurar el control, pero Tranvías espera por las máquinas, que llegarán desde Alemania.
Fuente e imagen: 20minutos
Por el momento, los cuatro revisores no han pillado a ningún infractor
Pero si el viajero se niega a cualquiera de estos supuestos, la sanción se remite al Ayuntamiento, que lo multará con 300 euros, aunque desde Tranvías no descartan que se pueda superar esa cifra en un futuro.
Por el momento los cuatro revisores, todos hombres, que controlan la entrada de pasajeros en los buses desde el pasado 7 de julio no han descubierto a ningún infractor. "La gente está acostumbrada a pagar y coopera perfectamente", asegura Manuel Otero, jefe de personal de la Compañía de Tranvías.
La plantilla de controladores está compuesta por nueve personas. Cuatro ya están trabajando (dos por la mañana y dos por la tarde), otros dos se quedan siempre en cocheras y tres se incorporarán tras el verano, cuando la vigilancia será más fuerte con un total de siete controladores repartidos en 23 líneas.
Y en su día a día la tecnología es la base de su trabajo, ya que van provistos de una PDA. Este miniordenador les informa de todos los viajeros que han entrado en un bus (acercando el aparato a la máquina expendedora de billete) y después miran, uno a uno, los resguardos en papel (en los que viene fecha, hora y número de bus) y las tarjetas.
Las normales se controlan introduciendo los tres últimos dígitos en la PDA y las Millenium sólo se aproximan. La próxima novedad será incorporar códigos de barras en los billetes para apurar el control, pero Tranvías espera por las máquinas, que llegarán desde Alemania.
Fuente e imagen: 20minutos
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