Son gallegos y prácticos. Vieron las cifras de peregrinos que se sacaban a la luz, las colas en los albergues y decidieron evitar la dependencia de los que eran fijos (inmóviles, por lo menos) en cada final de etapa, y llevarse el suyo propio. No a cuestas, sino sobre ruedas y con un estilo particular:
Puramente londinense.
Rojo intenso y rezando: «El bus en camino». Pues eso, que el autocar (volante a la derecha, dos pisos, adaptado con camas, cocina, mesa y baño) llegó el martes por la noche a O Cebreiro, punto de inicio de la peregrinación. Aquí acamparon hasta que, ayer por la mañana, quienes lo han alquilado partieron a pie en dirección a Triacastela. Van tranquilos, porque saben que no les faltará dónde pasar la noche. El bus les espera en el final de trayecto y, reconocen, pues: «De este modo, apenas tenemos gastos».
Ese era el objetivo, pero también vivir la aventura juntos. Son un grupo de nueve amigos: César Lombera -por cierto, escultor de Las Marías de Santiago y del Alfredo Brañas de Carballo-, Quico Cameselle, Asunción Fernández, Asun Rivero, Paloma Prieto, Félix Angosto, Virginia Barros, Germán López y Paco Alfaya. En breve se les sumarán Miguel Fernández y Maruxa Cal.
Todos caben dentro: está habilitado para doce. Alquilaron el «albergue» a través de movilbus y allá van, sobre unos 42 años de historia, más o menos. Tiene por delante varios días de peregrinación hasta llegar, previsiblemente, el próximo domingo a Santiago.
Para la mayoría -excepto para Lombera, que lo hizo ya en 1992- es el primer Camino. Singular, muy fotografiado y con música ambiente para pasar la tarde.
Fuente e imagen: La Voz de Galicia, Movilbus, CompostelaVirtual
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