28 de noviembre de 2020

Más historias de amor en el bus urbano. Barrio "nuevo", nueva historia en la #Lín21.

Historias de amor en el bus urbano siempre las ha habido y siempre las habrá. Dentro de las que se conocen en Coruña, todas ellas originales, esta la protagonizan estos dos chicos: Marcelo y Raúl. La Voz recoge, en la pluma de Caterina Devesa, su historia. Y vamos a trasladarla a esta bitácora busurbana, porque el amor no sobra ni en tiempos de Covid. ¿Y qué sentido tiene...? Si nos atenemos al flechazo busurbano, es el sentido obligatorio: directo al corazón...


Marcelo y Raúl acaban de contraer matrimonio en el concello de A Coruña. Pero ya imagináis que si traemos su historia a este blog, será por algo...

«Nos conocimos hace tres años en la línea 21
del bus urbano y nos casamos en limusina»

Desde un año antes tenían programado su enlace para el 10 de octubre de este 2020 y así lo llevaron a cabo, incluso a pesar de la situación global de pandemia. Recuerdan que se conocieron en los trayectos que la línea 21 realiza entre el barrio de Novo Mesoiro y la Plaza de Pontevedra. Pero a la hora de llegar a María Pita... no fueron precisamente en bus urbano:

«Nos regaló mi madre por sorpresa una limusina para llevarnos al Ayuntamiento. Nos vestimos en casas diferentes, pero quedamos para ir juntos. Si hubiésemos ido en bus no habríamos llegado a tiempo ni de broma»

Raúl relata la anécdota pero habla más en serio cuando se queja de la cobertura de Tranvías al barrio donde reside:

«Ya lo he pedido en varias ocasiones, en Mesoiro vive mucha gente y con un solo bus cada 20 minutos no es suficiente. Se lo dijimos también a Diana Sobral, concejala de Comercio, Mercados y Barrios, además de amiga, que fue quien nos casó»

(Se ve que no le han hecho mucho caso tampoco a él...)

Amanece una línea 21...

Caterina -como hemos dicho, la redactora de La Voz- nos traslada toda la historia de Raúl y Marcelo, con sus encuentros fortuitos con final feliz:

Para lo que sí fue suficiente la existencia de una sola línea de transporte fue para que surgiera el amor entre la pareja, que una mañana, después de varios días con intercambio de miradas, se sentaron juntos y comenzaron a hablar. Poco después perdieron el contacto, ya que Marcelo se mudó a la zona de la plaza de España, pero la casualidad hizo que se encontraran de nuevo en una cafetería.

 «Nos dimos los teléfonos, y desde entonces comenzamos a quedar y al poco tiempo nos mudamos juntos»

A los nervios habituales que genera una boda, sumaron el estrés de la pandemia: 

«Aumenta la presión porque estás pendiente de los cambios de normativa. Luego el día de la ceremonia me traicionaron los nervios, y de todo lo que tenía pensando decir dije cuatro palabras. Fue muy bonita, porque Diana también la hizo especial y nos trató de forma muy cariñosa»

Ni el Covid les llegó a replantearse la fecha de la boda:

«No barajamos nunca aplazarla. Lo que pasó, lógicamente, es que hubo unos meses, después del confinamiento, que no conseguíamos avanzar nada. Primero, con todo el tema de la ropa, ya teníamos los trajes elegidos, pero en mi caso la camisa me la hice a medida y fue lo que más se retrasó. Después, con los restaurantes, tardamos en lograr organizar la mesa dulce, pero los últimos tres meses le dimos caña a tope y fue cuando cerramos todo»

Pensaron que tras el confinamiento podrían retomar los planes. 

«Pero no. Nos sorprendió que este agosto, que pensábamos que tras el parón todo funcionaría, muchas cosas estaban paradas por vacaciones»

En cuanto al temor por contagios en la boda, la pareja tiene claro que el coronavirus no puede parar la vida. 

«No tenemos miedo en ese sentido, sí respeto, pero hay que vivir siguiendo las medidas sanitarias y ya. Además, en mi caso, trabajo en un supermercado y más expuesto que allí ya no puedo estar»

En cuanto a la celebración, en el hotel Zenit, recalcan el buen trato.

«Se les tomó la temperatura a los asistentes y había gel hidroalcohólico, las mesas estaban separadas, pero éramos 34 en un salón en el que caben 110. Salió todo genial y quedamos encantados»

Ups! No, estos no son nuestros Marcelo y Raúl... :-D

Por supuesto, como en toda boda, no faltó el baile. 

«Elegimos ente los dos los temas, y el disyóquey nos hizo un remix. Primero empezamos con la de Elvis Presley, Love me tender, y después cambiamos a la de UB40, (I Can’t Help) Falling In Love With You»

Para ese momento, la pareja no ensayó casi nada.

«Algunos días en casa nos decíamos el uno al otro: habrá que ensayar algo, ¿no? Pero por una cosa u otra, no nos poníamos. Para nosotros salió bien. Somos muy espontáneos, fue muy enxebre todo»

Tanto, que Raúl no dudó en cantarle a Marcelo:

«A los dos nos encanta Rocío Jurado y preparé un remix para darle la sorpresa. Hice un vídeo con momentos de ella de joven y lo proyecté al fondo mientras cantaba. Al final, Marcelo se unió y terminamos los dos a dúo en plan Raphael y la Jurado, o más bien, la Bella y la Bestia»

Después de toda boda, como tiene que ser, llegó la luna de miel:

«Ahí sí que cambiamos los planes. Teníamos previsto un viaje por París, Venecia y otros sitios de Italia, pero ya en marzo decidimos dejarlo para más adelante por el tema del covid. Finalmente nos fuimos por las Baleares, y encantados, aunque allí estuvimos escapando de la gente, porque mucha iba sin mascarilla»

Esta es la historia del feliz matrimonio, que seguirá paseando su amor por todos los medios de transporte.

Gracias Caterina,
gracias Marcelo, gracias Raúl,
por esta historia maravillosa!


Fuente:
La Voz de Galicia, 28-11-2020, Caterina Devesa
Imágenes:
Antonio Sousa Lopez
eurosport.com

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