29 de septiembre de 2009

Amenazas (y casi agresión) a un busero de la línea 17. ¿Desquiciados al volante? ¿Cualquiera de nosotros con un mal día? (...)

El conductor de un autobús de la línea 17 narra que un hombre paró ayer su coche en medio de la carretera, golpeó las puertas y ventanas del bus y lo amenazó de muerte.


«Hay gente a la que se le atraviesan los lunes y más si tienen que coger el coche por la ciudad». Así justifica Miguel Franco el injustificable comportamiento de un hombre que en la mañana de ayer arremetió contra su autobús rojo en un ataque de impaciencia.

Eran sobre las ocho de la mañana del día 28 de septiembre. El autocar de la línea 17 realizaba el recorrido de la línea, Hércules-Residencia, cuando un Nissan de color gris metalizado se interpuso en su camino.

Fue en el Hospital Militar
donde empezó todo. Miguel hacía la parada en el lugar establecido cuando el coche que llevaba detrás se cansó de esperar y comenzó a adelantar en línea continua.

El autobús prosiguió su recorrido sin tener en cuenta la infracción del Nissan y siempre detrás de él, hasta que este frenó en seco entre el paseo de la Dársena y la avenida de Montoto. «El frenazo que tuve que dar fue tal que el autobús se tambaleó y me quedé a dos centímetros del coche de delante», señala Miguel.

Todo pudo haberse quedado en un malentendido al volante hasta que, según Miguel, el conductor del Nissan, un hombre joven, se bajó del vehículo y comenzó a golpear las ventanillas del autobús y a increpar, proferir insultos y amenazar al chófer del autobús. «Como si estuviera fuera de si empezó a aporrear las ventanillas y la puerta con tanta fuerza que arrancó los manillares de apertura», afirma el conductor del autobús.

El autocar continuó su camino hasta la siguiente parada tratando de evitar así al hombre. El intento no dio resultado porque este conocía todas las paradas de la línea y no dudó en volver a montarse en su coche hasta la avenida de Montoto (Puerta Real) para volver a arremeter contra el autobús cuando este se detuvo en la parada. Una persona esperaba para subir y el hombre se situó frente a la puerta dispuesto a acceder y a enfrentarse cara a cara con el conductor.

Un usuario pidió que llamase a la policía debido a que los ataques de violencia del hombre no cesaban. Golpeó a rabiar y con violencia las ventanas del transporte público al tiempo que aseguraba entre alaridos que iba a matar al conductor, que lo contemplaba asombrado desde el otro lado del cristal. Su opinión del sujeto quedaba clara con su repetido gesto de tocarse la sien con el índice.

Otros gritaban que arrancase sin hacer las paradas para dejarlo atrás y en el vídeo que un pasajero graba, se oye como otros gritaban: «No abras, no abras el autobús». Finalmente y después de tratar de entrar en el bus sin éxito, el hombre se marchó sin dejar de recordar una y otra vez al conductor que no se preocupase porque «las cosas no iban a acabar así», e insistiendo al chófer que lo mataría.

Miguel Franco afirma que no conocía de nada al hombre que causó el pánico por momentos en el autocar y que no era la primera vez que se encontraba con un conductor enfadado que manifestaba su ira con los autobuses urbanos.

“Hay gente a la que le afecta los nervios conducir”, concluyó el presidente del comité de empresa de Tranvías, José Manuel Fuentes, tras enterarse del incidente. Según entiende el chófer, el motivo de tanta furia fue que el conductor tuvo que detenerse delante del Hospital Militar, donde hay una parada de bus, por más tiempo del que consideró razonable el aspirante a asesino de chóferes. “Resulta que en esa parada se baja bastante gente, sobre todo personas mayores”, comentó Fuentes.

El portavoz sindical reconoció que los ancianos no se mueven “ a al misma velocidad que los universitarios que llevamos al campus”. Dado que el turismo no podía rodear al transporte público, se vio obligado a esperar. Y durante todo ese tiempo, su estado de ánimo se fue caldeando.

A pesar del susto que tanto el conductor como los usuarios de la línea 17 vivieron ayer, Miguel ha decidido no denunciar al hombre que afirma que lo amenazó de muerte e insultó ayer en plena calle porque cree que un mal día lo tiene cualquiera y que el estrés de los lunes y de las prisas en la carretera pudieron causar el incidente. «Quizás el hombre que ayer me increpó, insultó y amenazó es la mejor persona del mundo y solo tenía un lunes atravesado», asegura.

Es un adagio que también se cumple entre los chóferes, si hay que creer a sus representantes sindicales. “Cada vez va a peor, quizá sea por la crisis, pero la gente se enfada más al volante”, teorizó Fuentes, refiriéndose al humor de los conductores que de por sí, nunca fue demasiado bueno en una ciudad con problemas de circulación. Otro líder sindical, Demetrio Choren, asegura que la totalidad de los doscientos colegas de empresa han sufrido tenido algún enfrentamiento verbal que otro, sino con los conductores, con los mismos pasajeros, en un momento dado. “Eso es algo que está a la orden del día”, asegura.

“Se supone que no tendría que ser así, que tendrían que ceder paso al transporte público pero, claro, también se supone que no hay doble fila o que la parada de autobús debería estar libre, y no es así”, se lamentó el presidente del comité de empresa.

A cuento de esta caso casi extremo -el próximo loco sacará una recortada o Dios sabe qué...- los conductores vuelven a exigir más seguridad en los buses urbanos.

Este no es un suceso aislado y no es el único que los conductores de autobuses urbanos han denunciado en los últimos meses. Según Miguel Franco, los incidentes de este tipo se repiten continuamente por la falta de paciencia de los conductores que se encuentran en su camino con los autobuses de transporte urbano que se ven obligados a realizar frecuentes paradas cada pocos metros.

Los conductores demandan que se aumenten las medidas de seguridad dentro de los autobuses para evitar agresiones y han comenzado a presentar propuestas para que se les aísle mediante cabinas de cristal semejantes a las que se instalan en los taxis [y -añadimos nosotros- en buses de otras ciudades].

Bueno, bueno, bueno...

No vamos a comentar nada, porque cada uno tendrá su propia opinión y reaccionaría a su manera. Alabamos la paciencia y la contención de Miguel, el busero del 17, y desde el blog busurbano hacemos un llamamiento a la paciencia y a la educación, aunque todos tengamos momentos de ansiedad y nerviosismo.

Recordamos que la paciencia y la educación no se compran...

Fuente: La Voz de Galicia y El Ideal Gallego
Vídeo:
La Voz de Galicia by Un pasajero

2 comentarios:

  1. E de agradecer a paciencia que tivo o busero da liña 17.

    Pero non xustifiquemos o inxustificable, que ten un mal día o señorito do Nissan e ten presa, e qué, mal día témolo todos e non vamos insultando e aporreando todo o que se nos pon por diante.

    Que tiña presa, non o cre ninguén se tanta presa tiña, porque se detén en todas as paradas e perde tempo golpeando o bus, ía arranxar algo con iso? ía chegar antes?

    Esta persoa é un violento, un incívico, e algún calificativo máis forte merecía, que puxo en perigo aos viaxeiros ao facer frear en seco ao bus.

    Se o conductor do 17 non quere poñer unha denuncia está no seu dereito, pero a Compañía de Tranvías si a debería presentar por peñer en perigo a integridade física dos pasaxeiros.

    Qué pasaría se cando o bus frea en seco algún pasaxeiro caese e golpease a cabeza ou rompese unha cadeira, non habería que pedirlle responsabilidades, que non pasase nada non quita que puxese en perigo aos pasaxeiros polo tanto eu pediría a sua denuncia.

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  2. Bah, la empresa no se va a gastar los euros en una denuncia contra el tipo este, olvidaros que no van a hacer nada... Ahora si, demos gracias a que el individuo no le rompiera nada al bus, ejemplo un espejo, que quizas encima le habria enviado al conductor una carta de amonestación...

    Yo conozco el caso de un conductor al que tambien le toco un "energúmeno", peor que este, (pena que no hubiesen aun móviles con cámara), y como el conductor, (y los usuarios), estaba tan atemorizado, ni se acordó de coger la matricula del coche del tipo ni leches, así que encima despues la empresa le amonesto por no haberlo hecho para luego dar con el individuo y poder pasarle la factura del espejo.

    Así que esperemos sentados a que muevan un dedo, que si lo hacemos de pie nos vamos a cansar...

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