Las nuevas líneas de los autobuses urbanos que comunican el barrio con el resto de la ciudad era el motivo de la reunión. En la mesa presidencial se sentaron dos responsables de la compañía

Cerca de doscientos vecinos llenaron el salón de actos del centro y empezaron a exponer sus críticas a las nuevas líneas de autobús, entre las que destacaba la falta de servicio para llegar hasta el hospital universitario, «nos dejan a 300 metros de distancia», un destino habitual de muchos de los asistentes.
Castrillón y Monelos se sienten perjudicados por la modificación de las líneas 12 y 12A y exigen la vuelta al viejo servicio. En eso coincidieron plenamente con los residentes de Os Mariñeiros que, al igual que ellos, echaban de menos una conexión directa con el Complejo Hospitalario Universitario.
La paulatina retirada de autobuses que prestaban servicio al barrio durante los últimos años fue otra de las quejas expuesta por varias asistentes, mientras que otros se remontaban en la historia para recordar que los buses ya llegaban a Monelos «cuando eran tirados por los caballos» o que entre las primeras líneas puestas en marcha en 1903 una ya era la que unía Puerta Real con Monelos.
Aunque en un principio los responsables de la compañía de Tranvías empezaron a contestar cada una de las cuestiones que se planteaba desde el público, pronto se vio que el sistema era poco operativo, entre otras cosas por las decenas de manos levantadas pidiendo intervenir cuando ya habían pasado más de cuarenta minutos de reunión. Ascensión Martínez aconsejó que los vecinos fueran planteando sus preguntas y luego los técnicos ya responderían.
Desde Transporte insistían en que la ciudad ha cambiado y que con ella deben hacerlo las líneas de bus. La nueva política incide en los transbordos para suplir el servicio que antes se hacían con trayectos más largos. Todos aseguraban que la calidad del transporte se resiente.
Los técnicos de la Compañía de Tranvías aseguraron a los vecinos que sus reticencias a la supresión del autobús 12 A, la creación del número 15 y la modificación de la línea 12, se acabarán cuando superen "la falta de hábito" de realizar enlaces y transbordos entre varias líneas. "Acepto que no les guste hacer el tránsito, no acepto que superen los 60 minutos que hay que superar para volver a pagar", añadieron los técnicos de la Compañía de Tranvías. Argumentaron que los cambios eran necesarios "por el aumento del tráfico pesado procedente del puerto, A Grela y Pocomaco" y que, por el momento, "funcionan bastante bien".
Pero la explicación siguió sin convencer al auditorio, que reprochó que tampoco en su zona hay muchas combinaciones posibles. "Aquí puedes hacer transbordo en una o dos líneas, en Salvador de Madariaga en ninguna santa parte mientras que General Sanjurjo, avenida de A Pasaxe y Os Castros tienen cinco o seis", constatan.

Las voces indignadas que protestaban y abucheaban provocaron que el otro técnico presente tuviese que retirarlas por su compañero mientras que Martínez advertía de que daría por terminada la reunión si los ánimos no se calmaban.
[Hombre, hombre... Que la Compañía acuse, como los niños pequeños, a un barrio de "tener celos". Ya somos mayorcitos todos, ¿o no? A quién se le ocurre... Como que no son formas.]
Recobrada la calma, la enumeración de los perjuicios que causan las nuevas líneas se prolongó por espacio de unos cuarenta minutos, un tiempo en el que no faltaron propuestas de pedir que se restauraran las líneas anteriores y «si en el plazo de quince días no nos responden nos manifestamos y cortamos el tráfico», apuntaron. La idea fue recibida con aplausos, aunque poco a poco el público fue abandonando el salón sin tomar ningún acuerdo concreto.
Entre los perjuicios que los vecinos de Monelos relataron sobre las nuevas lineas está el de una mujer que explicó: «Yo trabajo en la residencia; antes tardaba media hora en ir y ahora tardo una hora». Otra mujer dijo que su hija, universitaria, tiene que ir caminando desde los Castros hasta Oza «a las siete y media de la mañana porque no hay autobuses».
Las conexiones con el Complejo Hospitalario Universitario con los barrios de Castrillón y Monelos y otros centros sanitarios como la Casa del Mar o la Delegación de Sanidad acaparaban buena parte de las reclamaciones. La población de la Tercera Edad es muy numerosa, de ahí que también les preocuparan las conexiones con Matogrande, donde se emplazan varias residencias.
"No han tenido en cuenta que el barrio de Monelos está formado por personas mayores, que cuando se vinieron aquí tenían treinta años y ahora tienen setenta", reprocha uno de los asistentes. Los buses no alcanzan el Hospital Universitario pero tampoco alcanzan la ronda de Nelle, donde se ubica Sanidad y el Hospital Modelo. "Me lleva dos horas llegar a ronda de Nelle, tengo que correr detrás de los autobuses y ya no tengo veinte años", relata una mujer asistente a la asamblea.
El vicepresidente de la asociación de vecinos -la presidenta estaba en la mesa moderando la reunión- propuso desde el público dos alternativas para las líneas 1 y 14, que volverían a conectar el barrio de forma directa con el centro hospitalario. Francisco Ramírez aseguró que sería fácil que el número 1 fuese desde la Casa del Mar al Corte Inglés, de allí a la avenida de Monelos hasta el Hospital Universitario.
“¿Y el barrio de las Flores? Tiene dos líneas y una parada”, reclamó otra señora. Los representantes de la Compañía de Tranvías creían que el problema de fondo era que simplemente no les gustaba hacer transbordos. “Se equivoca -dijo un vecino- A Coruña tiene un transporte público malo y caro”.
Ante las afirmaciones de estas y otras personas de que quien tenía que estar allí dando explicaciones era el concejal de Movilidad,

Casi al final de la asamblea intervino María Luisa Varela, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos para explicar que había estado «en más de 40 reuniones sobre los cambios de líneas de los buses» y en todas ellas la entidad vecinal de Monelos «siempre se opuso a los cambios que se han hecho». El próximo lunes comenzará una nueva ronda de reuniones entre los responsables de este servicio y las asociaciones de vecinos de la ciudad. Los encuentros podrían prolongarse dos semanas.
Los técnicos de la compañía de Tranvías insistieron una y otra vez en que su papel en la asamblea vecinal de ayer era escuchar a los usuarios y recoger información sobre los posibles problemas con los cambios de líneas de los buses. Casi al final del encuentro explicaron a los pocos asistentes que quedaban en el salón que aunque finalmente se hicieran los cambios que pedían los vecinos «no van a ser inmediatos porque eso lleva un tiempo hacerlo». El plazo que apuntaron sería de cerca de un mes.
Fuente e imágenes: La Voz de Galicia , El Ideal Gallego y La Opinión de A Coruña