Comprobar la eficacia del nuevo carril bus es una tarea sencilla. Basta con realizar el trayecto desde la plaza de Cuatro Caminos hasta Orillamar, es decir, completar los casi dos kilómetros del polémico carril bus, para determinar la puntualidad y la fiabilidad de la infraestructura municipal. La duración exacta del viaje es propia de una marca olímpica, 13:44:63, lo que significa que la velocidad del transporte ha mejorado considerablemente.
Uno de los pasajeros de la línea cuatro comentó con satisfacción que antes de la implantación de la nueva vía este mismo trayecto duraba más de veinte minutos en hora punta, por lo que se ha rebajado, por lo menos, en siete minutos.
La opinión de los usuarios es bien distinta a la de los comerciantes de San Andrés o de Federico Tapia, que luchan por erradicar un carril que, según ellos, imposibilita las cargas y descargas de sus negocios y además ha eliminado más de cien plazas de aparcamiento. En el carril bus no hay doble fila, ni descargas, únicamente la presencia de alguna moto y menos la de algún taxi, que no están demasiado contentos con la medida puesto que no les gusta ir por detrás de transportes que efectúan paradas de forma continua.
Los pasajeros de la línea 4 creen que el carril incidirá de manera positiva en el incremento de pasajeros. “Esto hará que los coruñeses cojan más buses y dejen sus coches en casa, no tengo dudas”, aseguró una de las pasajeras.
Cuando finaliza la presencia del carril bus se atisban las primeras consecuencias de la falta de párking que sufre la ciudad. La parada de la calle Orillamar está repleta de coches. El autobús opta por detenerse en la calzada obstruyendo el tráfico de esta calle. Los pasajeros reiteran el acierto municipal, pero concluyen observando que los comerciantes deben de tener lugares habilitados para sus mercancías.
En el autobús hay opiniones para todos los gustos. La mayoría muestra un apoyo incondicional a la medida, los demás creen que la idea no será productiva ante la presión de los comerciantes y de los vecinos del Ensanche.
“Yo creo que el Ayuntamiento debe tener en cuenta a los comerciantes afectados y a los residentes de estas calles, pero para nosotros, los que utilizamos diariamente este transporte la medida ha sido más bien beneficiosa, es tan bueno como malo”, señaló una de las habituales de la línea cuatro.
Conocidas todas las posturas el debate en la calle sigue abierto, comerciantes, usuarios, residentes, taxistas, buseros, todos tienen sus opiniones. El Ayuntamiento tendrá la última palabra en esta disputa.
Fuente: El Ideal Gallego
los comerciantes creen que los que aparcan en doble fila les dejan suculentos ingresos ¿o es su propia comodidad a la hora de cargar o descagar delante de su propia puerta? lo que les ciega y no ven que llegarian a tener mas clientes y sobre todo no estarian los clientes preocupados de que estan mal estacionados y arian las compras con mas calma.
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