"Es muy positivo para los que nos gusta andar en bici"
Ana Veiga, una joven que trabaja en una peluquería situada en Federico Tapia, ha recibido con los brazos abiertos la implantación de tramos exclusivos para el transporte público. Aunque confiesa que suele usar poco el autobús, cree que este será un punto de inflexión importante para que la gente deje los coches particulares en casa: «Espero que esta maravillosa iniciativa vaya acompañada de una ampliación de los horarios y las frecuencias de los autobuses», comenta. Además, ve una oportunidad inmejorable para utilizar más la bicicleta: «Antes no la cogía porque ir por el medio de los coches siempre te da un poco de respeto. Seguro que ahora la cogeré más».
"Me lleva toda la mañana lo que antes hacía en una hora"
Otro de los sectores profesionales que se ven afectados por la implantación del carril bus es el de los repartidores, que muchas veces se arriesgan a que la policía les ponga una multa para poder descargar sus pedidos: «Lo que no puede ser es que en las pocas zonas de carga y descarga que hay habilitadas te encuentres aparcados vehículos que no tienen el permiso. ¿Dónde está la policía para multarles? No hay sitio para todos y los aparcamientos que ellos ocupan indebidamente provocan que, en ocasiones, tenga que dejar mi furgoneta mal aparcada. Desde luego, lo que antes hacía en una hora ahora me lleva toda la mañana», manifiesta Álvaro García, un repartidor de Seur.
"Tienen que poner un semáforo especial para el bus"
Jesús Varela, un estudiante de cuarto año de Arquitectura que vivió durante varios años en Madrid, se muestra muy satisfecho por esta iniciativa aun a pesar de que él no suele utilizar el transporte público: «Hay que adaptarse a los cambios y creo que, a la larga, va a ser muy beneficioso para la ciudad. De hecho, en esta calle -Rosalía de Castro- antes siempre había coches en doble fila. Ahora, ese carril que antes se desperdiciaba se aprovecha para algo mejor», argumenta. A pesar de ello, Varela piensa que, para evitar accidentes y «como ocurre en Madrid, el Concello debería instalar un semáforo especial para los vehículos que pueden circular por el carril bus».
"Aparcar por esta zona se hace ahora imposible"
Conseguir un aparcamiento para los vecinos de la calle Rosalía de Castro se está convirtiendo en una misión casi imposible. Así lo explica María Jesús Arranz, una residente de la calle que manifiesta que «hay un cabreo generalizado entre los vecinos». «En esta calle nos hemos quedado sin una fila entera de aparcamientos y, en la plaza de Galicia, había una parte en la que podían aparcar un montón de coches en batería que ya no existe. Tengo el coche en el párking de la plaza de Galicia pero mis hijos, que tienen que aparcar en la calle, se desesperan cuando tienen que aparcar», manifiesta. «Hay que tener en cuenta que en esta zona hay pocos edificios con garaje», añade.
"La instauiración del C-BUS no se hace en función del ancho de la calle", dice Edmundo Varela.
El Colegio Oficial de Enxeñeiros Técnicos Industriais de A Coruña (Coetinor) ha aplaudido desde el primer momento la implantación del carril bus en el centro de la ciudad coruñesa e, incluso, ha instado al gobierno municipal a que lo extienda al área metropolitana. Edmundo Varela, el decano del colegio, considera que las voces críticas contra la implantación del espacio reservado para autobuses «son normales al principio», pero también recalca que esta iniciativa va a traer muchos beneficios a la larga: «Facilitará la movilidad, evitará colapsos y será un paso importante para luchar contra el cambio climático». En cuanto a las críticas por la estrechez de algunas de las calles en las que el vial se ha puesto en funcionamiento, Varela recuerda que «la implantación del carril bus no se planea en función del ancho de la calle, sino que siempre se valora el proyecto global». «Hay que buscar fórmulas, entre las que están las de ampliar zonas de carga y descarga, para que la ciudad pueda adaptarse a esta nueva situación», añade.
- "Nos están obligando a cerrar nuestros negocios"
Dice que clientes y repartidores no encuentran más que problemas cada vez que visitan su negocio. Copi Roque, la propietaria de la histórica Casa de las Máquinas de San Andrés, teme que su tienda, fundada en 1922, tenga que cerrar por el descenso de las ventas.
«Hemos notado un bajón en el nivel de ventas -destaca-. Los clientes tienen que aparcar en el párking y venir cargados con las máquinas. Parece que nos están obligando a cerrar nuestros negocios».
Roque también comenta que las zonas de carga y descarga para los distribuidores son muy escasas: «El otro día nos pusieron una multa porque, para descargar, tuvimos que dejar el coche en doble fila en una calle contigua a la que tenemos el negocio».
Fuente: La Voz de Galicia
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