4 de septiembre de 2008

Vigo sí, Vigo sí, Vigo sí...

Las ciudades gallegas que tienen carril bus -Vigo, Santiago y Lugo- han asumido la nueva distribución del tráfico terrestre con diferentes actitudes, aunque en aquellos lugares en los que inicialmente hubo problemas de convivencia espacial, en estos momentos han desaparecido y el vial específico es aplaudido por conductores y peatones.

Vigo es el mejor ejemplo de ese cambio de tesitura. Hoy en día no hay polémica alguna con el carril bus. El vial específico para el transporte público existe en varios puntos de la ciudad, principalmente en la zona de la Gran Vía (parcial y a un lado), García Barbón (las mismas características), Camelias, Urzaiz o Pi y Margall.

En ocasiones, se ha hablado de ampliar el carril bus vigués, pero la propuesta se está analizando con calma. El último tramo en incorporarse fue Gran Vía, y al principio hubo algunas protestas. Hace algunos años también se plantearon quejas en García Barbón, pero el carril sigue funcionando con normalidad.

En cuanto al tipo de calles en las que se ha instalado la nueva división del tráfico, la mayoría de las que funciona son de dirección única y el carril bus permite viajar en sentido contrario. Este verano hubo un experimento para instalar un vial específico en el regreso de la playa de Samil, pero fue un pequeño fiasco. Se trataba de quitar un carril de ida para que lo usara el bus de vuelta.

Por lo que se refiere a Santiago, sólo hay una calle que tenga carril bus. Es la Rúa A Rosa, y en realidad los 150 metros de carril sirven más bien de parada para los buses metropolitanos. Durante la instalación de este tramo no hubo incidencias y el Ayuntamiento no baraja por ahora ampliarlo, ya que además es imposible hacerlo en el casco viejo por su especial orografía.

En Lugo hay un único tramo de carril bus, dentro del recinto amurallado, a lo largo de las calles Montevideo y Bolaño Rivadeneira. Es un recorrido corto, pero facilita el acceso de los buses al corazón de la ciudad en una zona en la que antes tenían que soportar frecuentemente retenciones. Fue implantado en el primer mandato del alcalde José López Orozco (1999-2003), cuando gobernaba con el Bloque. La Concejalía de Transportes la asumía entonces el nacionalista Xosé Anxo Lage. Hubo notables protestas por parte de algunos comerciantes. A día de hoy, está plenamente asumido y las quejas que genera suelen partir del propio BNG, que denuncia con frecuencia que el carril bus está ocupado por vehículos parados. De momento, no hay planes para nuevos tramos, si bien este asunto estará en función de lo que determine la implantación del transporte metropolitano.

En Pontevedra no hay carril bus, pese a que el PSOE, socio de gobierno con el BNG, dio la batalla por él. La reforma urbana y la progresiva peatonalización de las calles lo hacen inviable, según el Bloque. De hecho, en la mayoría de las vías reformadas se ha mantenido un único carril de circulación para todos los vehículos, entre los que, por cierto, no figura el autobús, que en Pontevedra no hay.

En Ourense y Ferrol no hay espacio específico para los buses, aunque en la primera urbe se realizaron desdoblamientos de carril en las principales paradas de la zona centro.

Fuente: La Voz de Galicia

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