El sistema, que aplica el concepto “subirse a la ola”, fue probado hace meses en un bus que recorrió el tramo comprendido entre Os Mariñeiros y Eirís, en un viaje al que se sumó la concejala de Transportes, Eudoxia Neira y que, según técnicos municipales, tuvo un resultado satisfactorio.
El sistema consiste en una serie de localizadores ubicados en los semáforos que detectan la proximidad del bus urbano y “adecuan” la frecuencia del cambio de luces de la señal. Tampoco está todavía muy claro si para activar el dispositivo se llevará un pulsador o se si hará de manera automática. Una vez que el transporte público ha pasado, los semáforos vuelven a su ritmo habitual. El dispositivo sería “inteligente” en cuanto a que determinaría las necesidades del transporte público en función del estado de la circulación en un momento dado, de manera que no siempre estaría activado.
Este sistema, combinado con el carril bus, haría del transporte público un sistema de desplazamiento mucho más veloz y tiene la ventaja de que su instalación no sería tan engorrosa como el de las aletas de tiburón que tantas protestas levantó entre asociaciones de vecinos, que veían como las plazas de aparcamiento desaparecían, o de los comerciantes, que tenían dificultades para descargar su mercancía.
En este caso también habría afectados, dado que el cambio en los semáforos obligaría a detenerse a los vehículos particulares aunque en un principio pudieran tener preferencia de paso. En ese sentido, el presidente de la compañía de Tranvías, José Prada, apeló a la solidaridad de los coruñeses. “Es evidente que un autobús, que en hora punta puede llevar a cincuenta personas, debe tener preferencia sobre veinte coches esperando, que muchas veces no llegan a las treinta peronas”. Como él dijo, “se trata siempre de favorecer la movilidad de la mayoría”.
Naturalmente, Prada está de acuerdo con “cualquier sistema que sirva para mejorar el transporte público”, sobre todo con uno que ya ha sido probado en otras ciudades con buenos resultados, aunque tanto él como los propios técnicos municipales recuerdan que la decisión final no está en sus manos.
“Nosotros nos limitamos a ofrecer opciones, será la concejala de Transportes la que tendrá que decidir, como responsable política, lo que presentará a su vez al gobierno municipal”, explicó un técnico. Si se da luz verde, una partida económica sería incluida en los presupuestos para el año próximo y a partir de entonces, los buses coruñeses podrán subirse a la ola.
Fuente: El Ideal Gallego
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