El corredor verde de Orillamar ya está “en pruebas”. La apertura al tráfico de un tramo de la vía, que ha permitido recuperar algunas paradas de bus suprimidas por las obras, ha servido de ensayo para lo que será el resultado final de los trabajos, que deberán estar listos este mes. A juzgar por los resultados observados la pasada jornada, el Ayuntamiento tendrá que pulir todavía algunos detalles para que el funcionamiento de la calle sea el adecuado y la seguridad de los viandantes quede garantizada. Y es que los autobuses urbanos que ayer volvieron a Orillamar se encontraron con serias dificultades para girar en los cruces, precisando la ayuda de los operarios e, incluso, invadiendo los espacios peatonales.
Los buses urbanos volvieron a circular ayer por el último tramo de la calle de Orillamar en lo que se le suponía un ensayo antes de la apertura definitiva del corredor verde, que aunque pondrá limitaciones al tráfico rodado, no lo suprimirá por completo. A la vista de los resultados obtenidos, el Ayuntamiento deberá adoptar todavía algunas decisiones para mejorar la movilidad en la zona, pues la experiencia se saldó con numerosos incidentes que no pueden calificarse de graves, si bien, en condiciones normales, podrían llegar a comprometer la seguridad de los peatones.
Los principales problemas se produjeron en los cruces entre calles, pues la reducción del espacio de circulación provocado por el ensanchamiento de las aceras previsto en el proyecto dificultó los giros de los autobuses, que en muchos casos se vieron obligados a invadir las nuevas aceras para realizar la maniobra y llegaron a precisar la ayuda de los operarios, que continuaban con los trabajos sobre el terreno.
Precisamente ayer regresaban al recorrido mitad original, mitad provisional (San Juan –en el cruce de Orillamar con Atocha Baja–, Pelamios, Rafael Baixeiras, Cabo Ponte Anido y la propia Orillamar) las líneas 3, 4, 5, 6, 6-A, 7, 11 y 17.
La medida implica volver a habilitar las paradas a la altura del número 6 de Orillamar, del cementerio de San Amaro y de Cabo Ponte Anido, si bien los vecinos consideraron que, tal como está la situación, se pone en riesgo la seguridad de los peatones, que temen sufrir un atropello. Y es que, auguran, los días laborables, cuando el flujo circulatorio sea mayor, la zona se convertirá en un caos en el que los coches tendrán que convivir con los viandantes, los obreros, las vallas y la maquinaria en un espacio poco delimitado por el momento.
Aún no hay una fecha para la inauguración de la reforma, si bien esta se producirá antes de final de mes. Hasta entonces, los residentes reclaman al ejecutivo municipal que acometa los ajustes necesarios para que la seguridad vial quede garantizada y no se repitan situaciones como las registradas la pasada jornada. La presión vecinal ya obligó al ejecutivo local a replantearse la organización del tráfico en el entorno de la calle de Tui. Allí, los responsables municipales accedieron a abrir la salida a la calle de Orillamar desde Miguel Servet, que, en principio, se iba a anular. Además, se permitirá a los turismos circular por delante del cuartel de la Policía Local, algo que se había suprimido también.
Hablaremos de la reubicación de las paradas de Orillamar...
Fuente e imágenes: El Ideal Gallego
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