El 27 de enero de 2012 no tendría por qué ser un día distinto. Ayer lo fue. Aún hoy parece que siga siendo 27. Lo que ocurrió en las aguas coruñesas del Orzán es un palo muy grande. Faltan cuatro personas y el Mar no las tenía que haber querido para nada, pero... es caprichoso. Como el humano.
Desde este blog, simplemente dejar constancia del recuerdo a los que faltan y de que no se debe volver a repetir algo así. Jamás. Depende de ese mismo, también: del humano. Quien tenga algún amigo policía estará también un poco arañado por la desgracia. Estas cosas son lo que hacen. No afectan directamente, pero dejan una marca, un arañazo en el alma que crea interrogantes; los de siempre. Ánimo. Nuestro apoyo a las familias y amigos de los que se han ido; los que el Mar y otras sinrazones se han llevado.
También le rendimos un pequeño homenaje al maestro Seivane; para muchos, un apellido adoptivo que lucir bajo el brazo y en el alma de los que aman la música.
El Mar tocó hace dos madrugadas una última canción; Xosé Manuel Seivane Rivas seguro que no dejo de hacerlo antes de marchar.
Nos hemos parado un rato en el blog, ayer y hoy. Para pensar. (...) En las próximas horas, días, semanas, nos estaremos obligando todos a recurrir a los tópicos necesarios para disimular que se puede (se debe) seguir hacia adelante. "Hay que volver a la normalidad". "La vida sigue"...
Tópicos que son un punto y seguido. Un punto y aparte.
Un punto y final.
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