Vaya, Facebook sirve para algo...!
Efectivamente, el recorrido alternativo del Búho -forzado por las obras en Rúa Nova- discurrirá, desde Plaza de Mina, por Juana de Vega y San Andrés, hasta recuperar el trayecto habitual a la altura del cruce Rúa Nova-San Andrés.
Paradas de referencia: La de San Andrés 119, Santa Catalina (queremos imaginar como provisional...) y la de San Andrés, Iglesia Castrense (habitual de su recorrido).
Ojo, en cuanto a las obras en sí, que durarán como cinco meses, se plantea la apertura de Rúa Nova durante la temporada de Navidad. Así, del 17 de diciembre hasta el 10 de enero de 2011, la calle estaría abierta al completo para facilitar el acceso a los establecimientos comerciales en plena campaña. Habrá que ver si en los fines de semana de ese período el Búho recupera o no su recorrido habitual. Apelando a la lógica, si está la cosa con mucha obra y hay afluencia de gente en la calle, no sería así.
Acerca del lío natural que se puede formar en el tráfico rodado diario, transcribimos el artículo de La Voz de Galicia:
Las obras de semipeatonalización de la Rúa Nueva podrían ocasionar retenciones de tráfico en las calles San Andrés y Juana de Vega, ya que son las dos vías alternativas para cruzar desde los Cantones directamente al paseo marítimo. Por ello la concejalía de Seguridad Ciudadana y Circulación Vial hizo un llamamiento a todos los ciudadanos para que en el plazo de los próximos cinco meses eviten circular en vehículo privado por esta zona o bien se trasladen a ella en transporte público. «La única solución para evitar colapsos durante estos meses será utilizar más los buses y liberar San Andrés de vehículos particulares», comentó ayer el concejal Florencio Cardador.
Explicó que debido a la disposición urbanística de la zona existen pocas alternativas para desviar el tráfico hacia el paseo marítimo: «Hay pocas soluciones porque todo el tráfico de San Andrés se dirigirá hacia el estrechamiento de la calle y subirá hacia la calle del Sol. Es la única opción para girar hacia la izquierda. La otra opción para llegar al paseo marítimo desde los Cantones es utilizar los túneles de Juana de Vega. Son dos opciones que ya soportan gran cantidad de tráfico», comentó el concejal. Por ello, la Policía Local estará especialmente vigilante en estos dos puntos para que las incidencias en el tráfico sean las menores posibles.
La intención de este proyecto es apostar por la recuperación de nuevos ámbitos para dar prioridad a los peatones. Y aunque el objetivo es favorecer el tránsito de viandantes, el Ayuntamiento no prevé, de momento, convertir la vía en peatonal.
Volviendo al Búho, sus horarios se mantendrían como hasta ahora, pero otros obstáculos son reiterativos en su camino, haciendo que aquellos se vean alterados. De esto va la experiencia que nos envía Tina a nuestro correo busurbano, vivida en pareja el pasado fin de semana en el primer viaje del recorrido del Búho.
Las dificultades, similares a los contratiempos que se pueden dar de día, pero con el inconveniente de que ya es de madrugada, hay menos tráfico y por tanto, más "relajación", y la gente que espera este bus y comprueba que no llega... ¿qué hace? Encima, el marrón para el conductor es mayúsculo, porque solamente está él de servicio en toda la ciudad a esas horas. Es la esperanza de muchos noctámbulos para llegar a casa! En fin, esta es la historia que nos narran Tina y Jota -un poco adaptada al estilo literario busurbano-; leedla si os apetece recrear una noche más (Aaah-aaah aaah...):
Este sábado pasado íbamos en dirección al Obelisco, allí se encuentra la parada del bus nocturno, el llamado Búho. Caminábamos deprisa, pues eran cerca de las 12:30 de la noche, hora en que el Búho hace su primera salida. A esa hora estábamos en la parada como clavos esperando a que viniera el autobús. “ Oooh, se retrasa!”.
En el momento en que llega, tiene el conductor que hacer una parada previa no programada, ya que están trabajando los que recogen la basura, y su vehículo, o sea, el bus, no puede pasar. Por fín, el camión de la basura se retira un pelo, y el Búho llega a la parada sin ningún problema. Son las 12:40.
Tina y Jota se suben al autobús, pero a Jota se le ha olvidado la tarjeta y tiene que pagar en metálico; y a Tina no le funciona la suya, así que entre unas cosas y otras la salida se demora todo un poco más. Por fin, con todo el mundo sentadito -es decir, unas 10 personas-, el bus se dispone a iniciar el primer viaje.
Sale disparado, con algún que otro semáforo en ámbar, hasta llegar a la primera parada de Orillamar, en la que tiene que aminorar la marcha, ya que hay dos coches mal aparcados y el bus no puede pasar. El conductor intenta "incrustarse", pero no libra, aunque algún espabilado de los asientos de atrás diga que él sí sería capaz de pasar por ahí bien. Estamos parados porque un coche está en plena curva y el otro ni siquiera está en doble fila, una cosa un poco rara, aparcado en batería pero todo salido hacia atrás.
Diego, que así oímos que se llamaba el conductor, llamó por su "transmisor" a un tal Antonio, diciéndole que llamase a la grúa, que estaba atascado y no podía continuar. El tal Antonio le dijo que llamaría mejor a la municipal. Después de un buen rato, le comentó al conductor que probara a pitar, cosa que el mismo conductor le dijo que no eran horas y que si la policía no le contestaba al teléfono lo siguiera intentando. A todo esto, Jota hizo una observación:
- Si tocas el claxon, en vez de multar a los coches, te llevan detenido a ti.
El conductor sonrió. Volvió a llamar el tal Antonio, diciendo que no le hacían caso y que se acercara el propio conductor al cuartel, que estaba relativamente cerca y que cerrara el bus con la gente dentro.
-¡Que dices tío! Aparte de que me queda un rato para el cuartel, yo no dejo solo el bus, así que sigue intentando a ver.
Decir que a todo esto, habían pasado 35 minutos desde la hora de la salida de la parada del Obelisco, cuando por fin el tal Antonio llamó por el "walky-talky".
- Ya te mandan para ahí una patrulla!
Pues no pasaron dos segundos, cuando de un bar que estaba por el alrededor, salió un fulano mayor, unos 50 años, se subió al coche mal aparcado y arrancó. Con lo cual, el conductor llamó al Antonio.
-Oye!, diles que no vengan; que no vengan que ya no hace falta.
Así que proseguimos el viaje con el obstáculo ya retirado.
Pero la noche nos tenía como regalo otra sorpresita: ¡HORROR! ¡OTRA VEZ EL BUS ATASCADO CASI LLEGANDO A LA SIGUIENTE PARADA! Justo en la curva, siguiendo Orillamar al lado del muro del cementerio de San Amaro.
En total cuatro coches mal aparcados: uno a la izquierda del bus, invadiendo un paso de peatones, impidiendo al bus tomar la curva; y los otros tres situados a la derecha del bus, aparcados en una zona de obras señalizadas con tres vallas amarillas y la señal correspondiente de "no aparcar". Y por supuesto, el Búho otra vez que se atascó!
El conductor -no era de extrañar- ya estaba cabreado, dio un puntapié a la portezuela por donde él sale de su cabina, y lo siguiente fue llamar al Antonio de marras a ver si le podía solucionar el segundo problema.
- Llama otra vez a la municipal, y que sí, que ahora sí hace falta que venga (...) Es el tercer fin de semana que pasa esto, macho, siempre igual!
Pues a esperar otra vez que toca.
Y entretanto los comentarios típicos de la gente dentro del bus:
> Estaba el espabilado, que iba con un grupito de varias personas, en el que una de las marujas decía que mejor haber cogido un taxi, que ya estarían en casa (y pensaba yo "pero petarda, si váis varios en el taxi, casi os compensa más en tiempo, y a lo mejor en dinero también!"). El Espabilado, otra vez, que no paraba:
- Si me pusiese yo al volante, ya veríais como libraba...
Vamos, el tío más listo que la municipal; que sacaba el bus del atolladero.
> Luego había una chica, que salió a ver los coches. Le preguntó al conductor un montón de cosas, diciendo que la culpa de todo la tenía la municipal, ya que si sabían que esto pasaba, por qué no se hacía una ronda unos minutos antes del bus, para vigilar los coches mal aparcados; y que de todas formas ella iba a poner una denuncia al 010 diciendo que no se puede tener a personas retenidas en un autobús durante más de una hora (aunque digo yo, retenidas no, porque el conductor en todo momento mantuvo la puerta abierta por si alguien se quería largar...).
Y al fin, la correspondiente grúa que llega. Eso parecía un festín, todos a los primeros asientos, para mirar cómo la grúa se llevaba el primer coche.
En el momento en que llegó, es cuando el tal Antonio llama al conductor:
- ¡Diego!, ¿dónde estás exactamente?
- Pues dónde voy a estar, aún sigo aquí, parado. ¿Por…?
- Es que llamó un chico preguntando que si esta noche había Búho o que si se retrasaba por qué era...
El conductor solo dijo que seguía parado, pero que ya salía, que la grúa ya se estaba llevando el coche. Y según se oía por el megafonillo, parece ser que hubo más gente que llamó a Tranvías.
Después de que la grúa se llevase el coche aquel, los municipales se quedaban allí, no sabemos si multando a los otros o no, pero parece que apuntaban las matrículas de los que quedaban mal aparcados. Por lo menos, el viaje siguió su curso y por fin llegamos a nuestra parada ¡con una hora de retraso!. No es que tuviésemos prisa, pero...
Por cierto, que la misma chica esta se bajó donde nosotros, y lo que son las cosas, tanta denuncia y tanta chulería... Pero ¡quién la viera cruzar la ronda de Outeiro, en diagonal, sin paso de peatones, por encima de la mediana, pisando el césped que separa la ida y la venida de los coches en la ronda, y que si viene un coche o un camión lanzado, se la lleva por delante seguro! Cosas de la vida, y de la gente.
Volviendo a los "comentaristas" del bus, el “Espabilado" decía que le había encantado el bus, que la próxima vez lo iba a buscar para montarse otra vez en él; y por supuesto las marujas que llevaba a su lado, "ja, ja, ja, ja…"
Así que Tina y Jota, en vez de llegar a casa a la una y pico, eran casi las dos y media, con sueño y con una historia para contaros. Y vaya historia... En fin, suponemos que lo ideal es que hubiese dos Búhos para que en caso de emergencia..., pero como todo responde a un criterio de rentabilidad, pues es lo que hay. O sea que lo que hay es que ir en bus, que ahorráis -en gasofa y en disgustos, si os para un control...-. Lo que no acertamos a comprender es la aparente desidia de la Policía Municipal..., llama mucho la atención estando además a tan pocos metros de la zona. ¿Qué ocurre? ¿No estamos en crisis? Pues que recauden a costa de los que se merecen ser multados por tocar las narices. Ahí sí estamos deacuerdo todos, ¿o no?
Le damos las gracias a Tina por enviarnos su testimonio -y a Jota, también- y por responder a nuestras dudas posteriores acerca de los detalles y lugares exactos y les deseamos viajes más... tranquilos. Y a Antonio ya Diego, también! Va un saludo para ellos!
Ni que decir tiene que si queréis enviarnos testimonios, sucedidos, anécdotas o casos paranormales busurbanos (como aquel caso demoníaco que le ocurrió al párroco de la Iglesia de San Antonio, que se santiguó diez veces cuando vio llegar tres "seises" juntos por la Avenida de Finisterre, ¡¡¡qué yuyu, diooos!!!), pues nos lo mandéis.
Bueno, lo del cura es broma... ;-D, pero lo de los "tres seises" ya no sabemos...
Fuente: El Ideal Gallego,
Tina y Jota -usuarios noctámbulos-
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