La desaparición de la doble fila es una grave molestia para los comerciantes del centro, que consideran que pierden a los clientes que detienen su coche en cualquier lugar para hacer una compra rápida, pero no parece molestar a sus homólogos de barrios más periféricos, como el de Os Mallos.
Otra de las consecuencias más dolorosas del carril bus es la desaparición de los espacios de aparcamiento. En ninguno de los barrios que recorrería el nuevo vial sobran las plazas donde estacionar, pero la situación no resulta tan angustiosa como en la zona centro. “En Os Mallos tenemos un aparcamiento público que está infrautilizado, así que no resultaría tan problemático”, hace notar Manuel Fernández, presidente de los vecinos de dicho barrio. En otras zonas, como la de O Ventorrillo, serían muy escasas las plazas de aparcamiento que eliminaría el carril bus, dado que apenas se puede aparcar en esa zona en la ronda de Outeiro; pero su representante, Rosa Barreiro, recuerda que una de sus revindicaciones más antiguas es la de un párking subterráneo: “Hace años que llevamos pidiéndolo y es la única forma de solucionar el problema que tenemos aquí”.
Un aparcamiento que tampoco le vendría mal a Los Rosales, según admitió el portavoz vecinal, Francisco Carrillo: “Nuestro barrio no presenta tantos problemas como otras partes de la ciudad y tampoco vería dónde emplazar un párking subterráneo, pero sí que vería bien uno en las inmediaciones”.
De todos modos, Carrillo reconoce también que el de Los Rosales es el barrio, junto con Labañou, donde el carril bus crearía menos trastornos, tanto entre los comerciantes como entre los vecinos, porque la ronda de Outeiro se detiene al llegar a ella y no lo atraviesa, como es el caso de otros barrios como el de Os Mallos.
Fuente: El Ideal Gallego
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