Prácticamente todos los alumnos conocen algún amigo al que le haya sucedido o incluso lo han presenciado. “Una vez se llevaron el tapacubos de una rueda que estaba torcida”, declara Maite Prieto, que asegura que el conductor del bus sólo se detiene cuando está el propietario dentro. En este caso “la chica se lo encontró así”, añade.
El motivo de estos golpes parece ser el escaso espacio que tienen para pasar los autobuses al final de la recta. A esto se añade el hecho de que muchos estacionan su coche donde comienza la línea amarilla y evitan que los conductores del bus puedan maniobrar. “La mayoría de veces es porque aparcan mal”, opina Rodrigo López, alumno de la facultad. Otros estudiantes en cambio lo achacan a la velocidad a la que circulan los buses, especialmente en ese tramo ya que es una recta bastante larga. Es el caso de María del Mar Pombo que, aunque nunca le ha pasado a ella, sí conoce varios casos. “Vai todo ‘lanzado’ para arriba”, denuncia.
Incluso los conductores de autobús confiesan los golpes frecuentes. “Todos los días”, declara Diego Álvarez. Este chófer explica que al final del vial se tienen que desviar y aunque la parte delantera esté libre “con el final arrastras a los de algún lado”. Asegura que intentan subirse al bordillo o al campo que limita la carretera pero no es suficiente, es más, añade que al bajar desde A Zapateira se repite el problema.
En cuanto a la velocidad dice que “muy rápido no se puede ir porque el bus no anda mucho”, pero admite que por la tarde, cuando hay menos coches, sí que van “más rápido de lo normal”. El conductor explica que en caso de que haya un incidente tienen que comunicarlo a la Compañía de Tranvías y esta les pone una amonestación, por ello intentan evitarlo.
Fuente e imagen: El Ideal Gallego.
El blog busurbano comenta:
Mucho nos tememos que, por lo que hemos comprobado in situ en esta y otras ocasiones, el problema sigue estando a la hora de aparcar bien (esto es, pegaditos a la acera y con las ruedas rectas, que no somos tontos y vemos que la calzada es estrecha para lo que por ahí circula). Y es que el asunto no es matemática pura, nunca dos y dos suman cuatro. Los conductores no aparcamos bien -hemos generalizado, sí-. Uno de los problemas surge cuando un conductor aparca bien, pero otro no lo hace. Entonces, un coche mal aparcado a un lado de la acera obliga a un autobús -urbano o no- a ejecutar maniobra para no acercarse demasiado. La cosa se complica porque -como bien comenta uno de los conductores en el artículo- un bus puede actuar con su voladizo trasero rozando un coche, arrancando un espejo o lo que sea. Si encima "aprovechamos el sitio sobre líneas amarillas", ¿qué esperamos? ¿A que supriman toda una línea de aparcamiento y los conductores comencemos a quejarnos de que no hay donde aparacar? De nuevo otro círculo vicioso... Y ojo, que opinamos que algún conductor habrá que por despiste, negligencia o falta de cuidado provoque desperfectos totalmente evitables con un plus de atención. Eso sí, saben perfectamente que se están jugando una bronca peligrosa, o sea que adrede no lo hacen... De nuevo, comentarios en el aire con los que no arreglamos nada. Medidas han de tomar quien tenga responsabilidades.
PD: Antes de que estéis tentados a desgañitaros de indignación por nuestro análisis, primero: aclarar que hemos querido ser objetivos; y segundo, reflexionad si no es cierto que en ocasiones el hecho de que un conductor -de lo que sea- provoque un roce en otro vehículo -cualquiera- viene dado por otro vehículo que está estacionado incorrectamente -por ejemplo-. Si insistís, os pondremos ejemplos...
ahi el bus no puede ir rápido pq es una pendiente bastante fuerte y no le da el motor.
ResponderEliminarel sitio por el q tiene q pasar el bus es estrechisimo y siempre flipo de como puede caber.
ademas en la parada del bus que se ve en la foto casi siempre hay coches aparcados y para bajarte del bus poco más puedes hacer que subirte por el capó de los coches.