«La compra, que asciende a unos treinta mil euros está ya realizada, pero la adjudicataria no tiene señalizadores suficientes en stock y estamos a la espera de que nos los faciliten», argumenta José Nogueira.
Cuando llegue el material -las famosas aletas de tiburón, triángulos reflectantes de apenas quince centímetros de tamaño- el proceso de instalación será «bastante rápido, porque el proceso no es nada complejo, ya que consiste en atornillar al suelo los elementos diferenciadores».
Si se cumplen los nuevos plazos facilitados por la empresa responsable de entregar el material al Ayuntamiento coruñés, la instalación de las barreras reflectantes podría comenzar a finales del próximo mes de febrero y se completaría en un período de tiempo no superior a las dos semanas, según confirmaron fuentes del Ayuntamiento.
«Queremos que los ciudadanos, tanto los que usan los autobuses públicos como los que no lo hacen, visualicen de forma clara y rotunda la apuesta decidida de este Ayuntamiento y este alcalde por el transporte colectivo», insiste Nogueira.
La decisión de iniciar la instalación del carril bus por la zona centro de la ciudad tiene mucho que ver con esa voluntad del actual equipo de gobierno municipal de hacer visible su apuesta por el transporte público. «El carril bus se puede meter en cualquier sitio, pero justo queremos que pase por el centro, por las calles más concurridas de la ciudad para que se vea que no es solo un gesto, sino que forma parte de una voluntad decidida de fomentar el uso del bus», recalca José Nogueira.
Por eso, la selección de calles -Federico Tapia, plaza de Galicia, Rosalía de Castro, San Andrés, Panaderas y San Juan- pretende aumentar ese grado de concienciación ciudadana. «Son calles por las que es difícil pasar para el bus y ahora, con un carril específico, se visualizará esa prioridad y no tendrá que sortear coches en doble fila o mal aparcados», explica el concejal de Transportes.
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