Poco antes del mediodía, el pitido indicó a Miguel Ángel el momento de retomar el viaje de regreso a Hércules. Puertas cerradas, fuera freno; para reincorporarse a la Avda. de Finisterre desde el otro margen, miró varias veces a su derecha y otras tantas a su izquierda; nadie. Poco tráfico un día así a mediodía... Pero por esa izquierda, desafortunadamente, se iba a acercar un turismo; en un suspiro. Cuando ya había iniciado la maniobra, era tarde.
El golpe fue inevitable.
El conductor del turismo estaba grave, y esperamos que se recupere lo antes posible. Fue llevado al Juan Canalejo en una ambulancia del 061. Miguel Ángel resultó ileso, pero estas cosas crean cicatriz por dentro. A nadie le apetece verse en situaciones así.
Por lo demás, sólo podemos hacer hincapié en lo mismo una y otra vez: Prudencia. En esa zona concurrieron varios factores seguramente: Por lo que cree la Guardia Civil, esta situación pudo haber quedado en nada si el automóvil se rigiese por el límite establecido en esa vía.
Por otro lado, la situación de la parada no hace fácil -más bien delicada- la incorporación a la carretera en dirección a la ciudad. Al no estar regulada por semáforos, este es un riesgo constante.
Fuente:
La Opinión de A Coruña;
Foto:
Victor Echave
Gráfico y Redacción:
Gráfico y Redacción:
Blog Busurbano
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