El Juzgado de Instrucción numero 3 celebró el viernes el juicio por un accidente ocurrido el 30 de enero en San Andrés, en el que una ciclista fue arrollada por un bus. El abogado de la víctima considera que el conductor del autocar cometió una falta de imprudencia. Pide para él una multa de 900 euros, y a la Cía. de Tranvías una indemnización para la mujer, que quedó inválida de una mano después de que una rueda del bus pasase sobre ella, de 125.000 euros.
Las versiones del conductor y de la víctima difieren bastante. Mientras él está seguro de que no cometió infracción alguna, ella sostuvo en el juicio que el demandado giró a la derecha sin mirar y sin poner el intermitente, arrollándola.
El accidente sucedió a las cinco y media de la tarde. El bus número 3 circulaba por la calle San Andrés en dirección a la plaza de España y se disponía a girar a la derecha por Santa Catalina, siguiendo así su recorrido, cuando sucedió el accidente. Hasta aquí, todos en el juicio estaban de acuerdo. El problema surge respecto al golpe.
El conductor sostiene que el bus estaba parado en el semáforo a la espera de girar a la derecha hacia Santa Catalina. Tan pronto se puso en marcha para realizar la maniobra, se produjo el accidente, al aparecer la ciclista rebasándolo por el margen derecho. Su testimonio contó con el respaldo de una mujer que viajaba aquella tarde en el bus. Esta mujer dijo que el autocar estaba parado cuando vio a la ciclista sobrepasar por el lado derecho al automóvil. Luego escuchó el topetazo.
La versión de la víctima es totalmente distinta. Sostuvo en el juicio que circulaba correctamente por el margen derecho de la calzada de San Andrés cuando el bus le rebasó y giró a la derecha sin tener en cuenta su presencia ni señalizar la maniobra con el intermitente, de ahí que la arrollara lateralmente. Su mano quedó bajo la rueda del bus sin que el conductor se percatase. Ante los gritos de los peatones que pasaban por la zona, que avisaron al hombre, éste dio marcha atrás, haciéndole más daño, «aplastándole» literalmente la mano.
Desde entonces, esta mujer no puede ejercer su profesión de camarera, pues perdió prácticamente toda la movilidad en la mano. Así, quedó sin la mitad de la flexión, la inclinación radial de la muñeca no pasa de los 5 grados, anquilosis de todos los dedos, interfalángica y pérdida casi total de fuerza. Además, solicita 18.000 euros por el perjuicio estético que le supone, pues desde entonces lleva guantes.
Nota de busurbano.tk:
Como no sabemos cómo sucedió realmente, sólo podríamos dar una impresión subjetiva de lo que nos parece que podría haber pasado. Nos basaríamos en las continuas situaciones que se suelen dar en ciudad, con resultados no tan desgraciados como este. Y también comentaríamos cual podría ser el desenlace de la situación. Por esta vez preferimos transcribir la noticia como la publicó La Voz. Cada quien que saque sus propias conclusiones.
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